Inesperado

Después de una larga ausencia la vi por una hora en el centro comercial que visitamos cuando nos conocimos, ella me besó inesperadamente. Tomamos un taxi y camino a su autobús ella solo me abrazó del cuello y dijo que le gustaba abrazarme y estar así, en silencio. Bajamos del taxi, subió al autobús, solo se despidió y después se fue.


Y yo me quedé solo en el centro de la fría ciudad esa noche.

Sentí una incertidumbre si la volvería a ver...


El amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura

para morir.

Quiereme en mi locura pues mi camisa de fuerza eres tú.