Duérmete

Ella lo buscó, él inmediatamente sonrió. 


¿Es tan maldito el destino como para jugar con su ilusión de esa forma? Pobre iluso, náufrago de un mar de esperanzas.


Esa noche llovía pacíficamente, como la última vez que se habían visto.


Llovía sin parar, él se fue a dormir con una incierta sonrisa...


El amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura

para morir.

Quiereme en mi locura pues mi camisa de fuerza eres tú.