Madrugadas

-"Si usted viera mi jodida sonrisa cada que pienso en sus manos entre las mías".


Suspiró, apagó el cigarrillo y siguió caminando por la oscuridad de las calles de la ciudad...


El amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura

para morir.

Quiereme en mi locura pues mi camisa de fuerza eres tú.